La historia universal nos revela, que desde el inicio la humanidad vio la
necesidad de hacer acuerdos entre clanes y/o comunidades, para poder subsistir a todas las contingencias
suscitadas por la naturaleza. Los habitantes de La Guajira debemos reconocer primero, que este departamento está en crisis.
Frente a esa crisis, social,
económica y política, los guajiros
tenemos una de dos alternativas: 1ª. Seguimos contemplando la realidad,
discutiendo, señalando culpables e intentando de manera individual buscar una salida a las dificultades. 2ª. Nos ponemos de
acuerdo (más allá de los nombres para los cargos públicos), en el diseño de una
agenda para la búsqueda de las soluciones de los problemas. De tal suerte
que quienes lleguen a las instancias de poder (Llámese Gobernación, Alcaldías,
Concejos, Asamblea y Congreso), cualquiera que sea su origen político, debe
desarrollar la agenda que ha sido previamente concertada con todos los sectores
sociales del departamento.
El acuerdo que esta generación de
guajiros y guajiras debemos hacer, pasa por redefinir el modelo de sociedad que necesitamos y para ello, todos deberíamos tener conciencia, que una sociedad que aspire a salir de la
miseria, debe tener resuelto el tema de
la educación, la salud y el trabajo. Por lo tanto, en la agenda de los gobernantes debe ser
prioritario el fortalecimiento de las Instituciones educativas y el apoyo total
y definitivo de nuestra Universidad de La Guajira; luchar por constituir una
verdadera red hospitalaria, que trabaje en coordinación con cada municipio; el
sur del departamento debe volver a su verdadera vocación, que es la
agricultura, para ello, debemos luchar
porque la represa del rio ranchería no se convierta en un elefante blanco y
cumpla su cometido; Riohacha con su turismo; para Maicao, Uribia y Manaure debemos todas las fuerzas vivas luchar por su
fortalecimiento de la zona de régimen especial, si esa zona alcanza su
dinamismo, mueve la economía del departamento.
Toda sociedad debe tener un
acuerdo, un norte, trabajemos juntos por la construcción de ese “Acuerdo sobre
lo Fundamental”; diseñemos la agenda prospectiva para el desarrollo de La
Guajira, no podemos seguir improvisando, que cada gobernante que llegue cumpla con esos
objetivos de la agenda, establecidos en
el acuerdo. Sólo así saldremos de la crisis.
Si los guajiros no entendemos que el interés general debe estar por encima del interés particular; que la
ineficiencia administrativa de gobernantes y empleados es otra forma de corrupción, tan grave como el gobernante que se
queda con el dinero público; sino entendemos que nuestros líderes, dirigentes y
gobernantes
no solo tienen que ser honestos, sino diligentes y eficientes, vamos a continuar eligiendo a los
mismos con las mismas.
Esta crisis ha tocado fondo, y
eso ha hecho que desde el Bogotá denigren
y menosprecien al guajiro; sólo de nosotros depende que cambiemos la historia,
usted amable lector tiene la decisión.
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